martes, 7 de junio de 2011

EL SIEMPRE POLÉMICO DRAFT

Este miércoles y jueves se llevará a cabo en Playa del Carmen, Quintana Roo la vigésimo segunda edición del Régimen de Transferencias del Futbol Mexicano, mejor conocido con `Draft´ o `Mercado de Piernas´. Surgió con el propósito de acabar con dos males que dañaban al futbol mexicano: los promotores y la inflación, además de que buscaba que hubiera igualdad entre los equipos. Sin embargo, ninguno de los tres puntos se alcanzó, y aún así el draft sigue con el mismo rumbo. Este régimen es un negocio para los de pantalón largo, pues el dinero se queda en las mesas y sólo una pequeña parte llega al jugador. En este "tianguis de piernas" el que gana es el directivo o el promotor, mientras los que sudan la camiseta muchas veces tienen que mendigar una oportunidad, la cual es brindada a pocos.

Desde la primera edición en 1990 se le daba por muerto; posteriormente lo tacharon de devaluado, pero sigue más vivo que nunca realizándose ininterrumpidamente año con año.
El régimen de transferencias del fútbol mexicano ha sobrevivido a las críticas y a las mofas, a las altas y a las bajas de la oferta y la demanda e, inclusive, a la recomendación que en 2001 la FIFA le hizo a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) para desaparecerlo. Y para este 2011, al igual que en otros años, se espera un apabullante número de jugadores desempleados, que en una segunda instancia tendrían dos salidas: regresar a su anterior club o buscar acomodo en la división de ascenso.
El "mercado de piernas", ha sufrido cambios desde su primer edición, creada por Emilio Maurer, presidente de la Primera División en 1990.

Lo que no cambian son las críticas que recibe. Nunca falta la queja hacia el draft de parte de jugadores y directores técnicos, pero finalmente todos se alinean ante este sistema, pues asistes o renuncias al futbol.
Año tras año, se inscriben entre 300 y 500 futbolistas, todos en distintas circunstancias: hay quienes esperan la última oportunidad antes del retiro, los que vienen precedidos de un mal torneo, los que se negaron a renovar un contrato ante sus ojos injusto, o los que estaban inactivos e insisten en jugar. Pero también están los más necesitados -que siempre son la mayoría- que se hacen presentes en la sede de las negociaciones. Rara vez una figura se atreve a pisar tan denigrante escenario, en el que van y vienen los aspirantes con rostros avergonzados o cabizbajos.

A medida que se acerca el final del día de negociaciones, la desesperación irrumpe en la aparente calma; algunos se humillan para conseguir "algo", mientras que a otros no les queda otra más que firmar a disgusto o parar. Cuando se creía que el calvario terminaría, con la carta del 12 de marzo de 2001 que la FIFA le envió a la FMF, todo siguió igual. Un poco se movieron las aguas, pero hasta ahí. El informe que dieron en ese momento fue: la FIFA le concedió a la FMF dos años para someterse a las nuevas disposiciones expuestas en su reglamento de transferencias, cuya particularidad es desaparecer la carta del jugador e imponer contratos a vencimiento.

Lo que hicieron los directivos mexicanos en los años siguientes fue estudiar el problema y adecuarlo a sus propios intereses, a partir del mentado "pacto de caballeros", que vino a empeorar las cosas. Un jugador que termina contrato y que desea continuar en el futbol mexicano, forzosamente deberá ser negociado por su club. Si el jugador se declara libre, como lo manda la FIFA, no tendrá cupo en México y solamente podrá jugar en el extranjero. Si el jugador decide regresar a México, otra vez será propiedad de su anterior club.

Otro de sus propósitos era acabar con la inflación y son los propios directivos quienes la fomentan, al elevar al máximo el costo de un jugador, con tal de obtener una mejor ganancia al transferirlo. Acabar con los intermediarios y promotores era otro de los objetivos, pero siguen siendo los grandes ganadores: ellos provocan el encarecimiento del jugador, muchas veces en acuerdo con los propios clubes, pues asi le toca una tajada mayor a ambas partes y el afectado es el futbolista.
Y a pesar de que han existido protestas de jugadores, siendo la más destacada la que hicieron los seleccionados mexicanos antes de partir a la Copa América en 1993, no les queda de otra más que alinearse al régimen y hacer caso a lo que digan los clubes dueños de su carta.

Veremos que nos depara esta edición, hay muchos rumores que mañana serán concretados o desmentidos, pero lo malo es que, como en todas sus ediciones, la mayoría de los futbolistas inscritos al régimen quedarán desempleados o con condiciones de trabajo deplorables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario